martes, 11 de mayo de 2010

Quiero cagar en paz

Veo caer la lluvia

a través del cristal de mi lavabo,

oigo, aparte de mis pedos,

el sonido de las gotas

que no me dejan cagar en paz.


Cuando la lluvia ya no es un problema

me molesta el imbécil de mi vecino,

que aporrea mi puerta.

Corro subiéndome los pantalones

ante la emergencia de su llamada.


Le abro la puerta todo desesperado

¿y con qué me encuentro?

Con el vecino diciéndome que

hay goteras y ha oído “truenos”.


Le cierro la puerta en los morros

y vuelvo a mi trono

para continuar con mis

rayos y truenos”.